Lamentamos profundamente la decisión de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que desechó la demanda interpuesta por la sociedad civil contra los resultados de la elección judicial, bajo el argumento de “falta de interés legítimo”.

Desde Poder Ciudadano impugnamos este proceso, porque fue una elección viciada desde su origen: acarreo, compra e inducción del voto, uso indebido de recursos públicos e intromisión política fueron prácticas ampliamente documentadas. Impugnamos porque no estamos dispuestos a normalizar elecciones que traicionan el espíritu democrático. Lo hicimos con la convicción de que, si la ciudadanía no defiende sus derechos, nadie más lo hará.

Frente al fallo del TEPJF, reconocemos el valor del voto particular del Magistrado Reyes Rodríguez Mondragón, quien con claridad sostuvo que las organizaciones ciudadanas sí tienen legitimidad para impugnar procesos electorales cuando están en juego los principios constitucionales. Su postura confirma lo que en Poder Ciudadano hemos defendido siempre: que la participación ciudadana en los asuntos públicos no se reduce al voto, sino que incluye también la vigilancia, la denuncia y la exigencia de legalidad, entre otras acciones.

El Magistrado recordó precedentes en los que el mismo Tribunal ha validado el interés legítimo de ciudadanos y organizaciones para salvaguardar la legalidad electoral. Su posición es clara: ante un vacío de vigilancia institucional, las organizaciones de la sociedad civil tienen no solo el derecho, sino la responsabilidad de actuar.

Este no es un tema jurídico menor: es el corazón de la democracia. Si se niega a la ciudadanía la posibilidad de cuestionar procesos opacos, se erosiona la legitimidad de nuestras instituciones. No permitiremos que eso ocurra.

Las elecciones en nuestro país no deben seguir la ruta que ha marcado la reciente elección judicial. Las mexicanas y los mexicanos merecemos más de nuestro sistema electoral y de nuestro sistema político; merecemos comicios libres, limpios y justos de los que emerjan autoridades legítimamente electas por la ciudadanía.

En Poder Ciudadano seguiremos luchando por un país en el que sea la ciudadanía, y no los intereses políticos, quien defina el rumbo de nuestra democracia.