En 2019 la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) compró un sistema de monitoreo a Comercializadora Antsua, representante en México de NSO Group, dueña del software Pegasus.

De acuerdo con una investigación de de R3D, Animal Político, Proceso y Aristegui Noticias, al menos tres personas han sido espiadas durante este sexenio. Un elemento en común es que todos investigaban temas relaciona dos con presuntas violaciones a derechos humanos cometidas por las Fuerzas Armadas.

¿Quiénes fueron espiados?

Un periodista de Animal Político, cuya identidad no fue revelada; Raymundo Ramos, defensor de derechos humanos en Tamaulipas, así como el periodista Ricardo Raphael.

Esto se comprobó gracias al estudio elaborado por Citizen Lab, de la Universidad de Toronto, luego de hacer análisis forenses a lo equipo.

¿A que información tuvieron acceso?

Al intervenir lo equipos se tuvo acceso a a todo el contenido en el equipo: contraseñas, archivos, fotografías, correo electrónico, contactos, aplicaciones de mensajería, incluso encriptadas.

También, activar el micrófono y la cámara para monitorear toda la actividad cerca del teléfono, así como acceder a conversaciones de mensajería realizadas previamente al ataque.

¿Ya no se espía?

El 23 de julio de 2021, días después de la publicación de Pegasus Project, el presidente aseveró que su gobierno formaría un mecanismo para garantizar que ya no se espiaría a nadie, el cual sería vigilado por organismos internacionales. Además, prometió que daría la instrucción a las instituciones federales para que transparenten todos los contratos relacionados con Pegasus.

Sin embargo, el presidente incumplió con sus promesas: no existe ningún mecanismo de supervisión, y ni el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) –antes Cisen– tampoco la Sedena han hecho públicos sus contratos con las empresas intermediarias que vendían el spyware en el país.

Ataques con “cero-clicks

El experto Scott Railton, del Citizen Lab, declaró que esta es una versión más sofisticada de infección en la cual se puede intervenir un teléfono de manera remota y sin ninguna interacción con su dueño.

“Esto hace Pegasus más peligroso y más capaz, y también genera el riesgo de que un día nosotros ya no podremos detectar Pegasus, aunque las infecciones continúen. Por eso es tan importante que haya escrutinio sobre su uso

Scott Railton

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